viernes, 12 de septiembre de 2008

El segundo despertar de Alejandra Fosalba


Dice que está tan cansada que "ya no sé ni lo que digo". Entre las grabaciones de la nueva teleserie nocturna de TVN, los ensayos del programa de patinaje El baile: estrellas en el hielo, el cuidado de sus hijas Fiona (6) y Anya (3) y la promoción de la serie Aída -que debutaría el viernes 26, después de Mea culpa- a Alejandra Fosalba no le queda tiempo. Dice que, a veces, duerme en un sofá del camarín de uno de los estudios. La actriz que personificó a la extravertida Mercedes, de El señor de la querencia, estará en la pantalla por partida doble. Porque además de la pista de hielo, forma parte de Aída, una comedia española adaptada al formato local y que tiene como protagonista a Mariana Loyola. Fosalba será Paz, una prostituta "plástica, elástica, que con un secador de pelo y una lámpara puede hacer muchas cosas", como define entre risas.

¿Vio la serie original para su papel?
Fue divertido, porque me llamaron para ayudar en el casting del rol de Aída y fui intuitivamente. Parece que di justo con el personaje, aunque no lo había visto. Después lo vi y de ella agarré algunas cosas, pero más que nada lo armé a mí pinta y quise ponerle su toque de glamour.

¿Le complicó que fuera una prostituta?
Es que estamos hablando de este personaje en un contexto de humor, desfachatado y oscuro. Las grabaciones fueron complicadas, porque uno no puede improvisar, y grabamos en poco tiempo, en jornadas largas. Fue intenso pero muy entretenido.

Las series locales han tenido dificultades para enganchar con el público. ¿Por qué cree que sucede y cómo ve a Aída en ese contexto?
No se le ha encontrado la vuelta de tuerca a las series, no se ha sabido hacer una buena adaptación a la chilena. Esta es buena y por eso puede pegar. Ahora, es cierto, es un humor distinto, un poco guarro, un poco cochino, y el chileno está acostumbrado al doble sentido, pero creo que puede enganchar a la gente.

Además de la serie, está en la recta final de El baile: estrellas en el hielo. ¿Quiere ganar?
Voy a ser sincera: he pasado por etapas de quiero pasarlo bien y después quiero ganar. Pienso que no importa que el público no vote por mí, y después sí me importa. Pero lo que me queda es jugar a ser patinadora y hacer una coreografía entretenida.

¿Y cómo ha sido la experiencia fuera de pantalla? Tengo entendido que con quien mejor se lleva es con Pamela Díaz.
Mi nueva mejor amiga (risas). Sí, me he sorprendido con Pamela. Ella es una persona divertida, tenemos algunos temas en común, y como quedamos las dos solas en el camarín, nos matamos de la risa. Y bueno, hay situaciones que la gente no se imagina. Ponerse estas mallas, con estas pantys debajo, ya es una odisea, entonces es divertido vernos en esa situación.

Se presta para la solidaridad femenina.
Claro, porque estamos ahí las dos, piluchas, tratando de armarnos y con el cuidado de no desarmarnos en el patinaje. Yo, la verdad, me he reído más que sufrido. Con Pamela hacemos imitaciones a los otros competidores, nos reímos.

Han entablado una buena relación.
Sí, cada una con su rollo, estilo y sus diferencias también, porque, como dice el libro de Pilar Sordo: viva la diferencia. Ahí está la gracia, porque claramente tenemos cosas parecidas, pero otras muy distintas. De hecho, ella me ha propuesto unos proyectos y todo. Pero le dije que habláramos después de esto, porque no me da el cuero entre la teleserie, esto y mis hijas.


"Mi tiempo llegó"

Por estos días graba la nueva teleserie nocturna de TVN. Desde Los Treinta usted sólo ha participado en ese tipo de producciones.

Mientras tenga trabajo, estoy feliz, pero obviamente las telenovelas nocturnas son más entretenidas, tienes mucho más que decir.

Su nuevo personaje es una detective que está en la investigación por la niña desaparecida que cuenta la historia escrita por Pablo Illanes. ¿Cómo ha sido?

Este año todo tiene que ver con lo físico. Lo del patinaje y este personaje de detective, por el que tuve que aprender a disparar. Al ser detective corre harto, es un personaje muy físico. Estoy muy entretenida con el personaje, porque es muy distinto a los que hacía en El señor de la querencia, de una mujer muy extrovertida a una que es hacia adentro, que se guarda mucho.

¿Siente que las producciones nocturnas le han dado la oportunidad de demostrar lo que podía dar actoralmente? Porque le han tocado roles fuertes.

Sí, tienes razón. Pero creo que también me he sorprendido de mí misma. Ha habido un aprendizaje, he hecho cosas que ni me imaginaba que iba a poder, porque en las teleserie nocturnas hay un crecimiento sí o sí. Y si no lo aprovechas, te pasas de lesa.

¿Y siente que el resto percibe ese cambio como actriz, esa maduración?

Sí, ahora he sentido el reconocimiento de mis colegas y de la gente. Ha sido bonito eso. De los años que llevaba en televisión, creo que nunca me habían dicho nada (risas). Qué pena. No me habían dicho muchas cosas, hasta ahora. Pero creo que todos tenemos nuestros tiempos y lo importante es que mi tiempo llegó. Eso no significa que me tengo que quedar tranquila.

El teatro es un escenario donde los actores buscan, generalmente, el reconocimiento, pero usted no ha hecho mucho sobre las tablas. ¿Es un tema pendiente?

Me encanta el teatro, pero creo que televisión, teatro, hijas y marido en casa es complicado. Hay un tiempo para todo. Mis hijas están tan chicas. Fue un sacrificio tan grande hacer la obra de teatro con el Pancho (el año pasado montó Palabras encadenadas, junto a Francisco Melo). Dejar a mis hijas botadas... soy una madre muy aprensiva, siempre quiero estar ahí.

¿Le sigue costando compatibilizar su carrera y sus hijas?
Es que, además del teatro, a mí me gustan demasiadas cosas. Estoy en clases de baile, con mis pinturas. Entonces me da por etapas y así voy. Y bueno, la tele no la puedo dejar, porque me gusta y porque es lo que me da de comer. Entonces quiero ser honesta y hacerlo cuando realmente quiero.

Además, debe unirse a la clásica culpa femenina por no estar en todas partes.
Sí, a mis hijas creo que les dejé una foto mía, porque con esto del patinaje y que empecé la teleserie... ¡uf! No ha sido fácil. Les he tratado de explicar que es un tiempo en que la mamá trabaja mucho, pero que después será menos.

Para usted los desnudos y las escenas de sexo eran un tema. ¿Le siguen complicando?
Lo que pasa es que me complico mucho pero a la hora de hacer la escena me relajo y a veces me relajo demasiado, entonces eso es lo que me complica. Pero es un tema y, de hecho, siempre estoy viendo las escenas y ojalá que en este personaje no me toquen muchas escenas así. El sexo es difícil mostrarlo, porque es violento. Eso me pasa con las escenas de sexo: hay algunas veces que están justificadas y otras veces no. Y cuando no están justificadas ahí me complica un poco.

¿Le preocupa que a sus hijas les digan algún comentario en el colegio, sobre la mamá que hace algunas escenas fuertes?
Pero pucha, por la edad que tengo, cuando mis hijas estén más grandes no voy a estar haciendo teleseries nocturnas. O capaz que sí. Pero no, eso no me da miedo, porque siempre les he enseñado que soy actriz y, bueno, es lo que les tocó vivir, y por último, eso las va a hacer más fuertes, porque la vida es así: si no te molestan por una cosa es por la otra. Yo siempre las quisiera proteger de todo, pero no va a ser así.

Usted parece ser un caso atípico entre las actrices, no tan preocupada de su carrera sino más enfocada a su familia...
Me preocupo de demasiadas cosas, pero ya pasé la etapa de cuestionarme que quizás debería preocuparme sólo de mi trabajo de actriz. Decidí que voy a hacer lo que me gusta, que la vida es ahora y tengo que hacerlo.

Y ahí trata de ordenarlo todo.
Ahí me ordeno. Pero mi vida es una locura. No tengo horario, no tengo nada, entonces dentro del orden que trato de darles a mis hijas tengo mis momentos. Mi prioridad son ellas. Mi vida son ellas. Yo quise tenerlas y quiero educarlas bien.

¿Es de una escuela hippie o estricta?
Soy superestructurada. Les tengo horario y en mi casa todo es ordenado. Hay menú para la semana. ¡Qué horror que soy! Pero es lo que hay.

¿Y ya tiene definido un tema tan de hoy en día, como es el colegio al que irán?
Sí, claro, elegimos un colegio inglés. Justamente por lo que hablamos de las actividades extraprogramáticas. Soy la reina de las actividades extraprogramáticas y quiero que mis hijas también, por eso las tengo en ballet, en clases de pintura en el verano, las meto a todo. Y quería un colegio que tuviera mucho deporte, porque creo que es bueno que los niños se enfoquen, además de en los estudios, en algo que tenga que ver con la vida sana.

¿Piensa tener otro hijo?
Mi marido dijo que no quería más y yo no sé. Pero bueno, como es de a dos, estoy perdida. No sé si tratar de convencerlo, no sé si quiero tener otro hijo. De repente siento que me puedo arrepentir; me gustaría, pero a veces siento que también estoy haciendo mis cosas y no tengo tiempo.

Es difícil hacerle espacio a todo.
Claro. Hay que ser responsable con respecto a los hijos. O sea, no sé si podría responder a un tercero. Tener hijos por tener no habla de una persona muy responsable.

Fuente : Glamorama

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