Héctor Noguera: Su debut como animador visitando la cárcel para el espacio Nadie está LibreEl sonido de rejas abriéndose y cerrándose. Metal contra metal, ruidosos cerrojos deslizándose por sus engranajes y el retumbe definitivo de un portazo. De fondo se escuchan los gritos constantes de los presos en el "óvalo" de la Penitenciaría de Santiago. Es la banda sonora que se escucha mientras se graba Nadie Está Libre, el nuevo docureality que Canal 13 estrenará en mayo y que se centra en las cárceles a lo largo y ancho de Chile, con testimonios de internos, gendarmes y todo el engranaje tras las rejas.
Héctor Noguera, uno de los conductores del programa, se nota tenso y confiesa en voz alta que siente "temor" por la situación. Se está preparando para entrar a uno de las pasillos de la prisión, donde generalmente nadie puede entrar, pero que ahora tendrá una excepción. Su única compañía será un mayor de gendarmería, que tiene una cámara en miniatura en la solapa. Las cámaras tamaño normal y el resto de los realizadores del espacio se tienen que quedar afuera y conformarse con hacer tomas desde lo alto. El portón café que da paso al patio general del recinto, conocido como óvalo, se abre y ambos se preparan para cruzar al otro extremo para llegar a su destino, el pasillo 9. La reja se cierra y se escucha el revuelo que causa la entrada del actor al lugar. El griterío, que es constante, se multiplica. Desde el tercer piso, por la misma cornisa en que se pasean los gendarmes armados, las dos cámaras del programa siguen los pasos de Noguera desde un extremo al otro del patio.
Héctor Noguera, uno de los conductores del programa, se nota tenso y confiesa en voz alta que siente "temor" por la situación. Se está preparando para entrar a uno de las pasillos de la prisión, donde generalmente nadie puede entrar, pero que ahora tendrá una excepción. Su única compañía será un mayor de gendarmería, que tiene una cámara en miniatura en la solapa. Las cámaras tamaño normal y el resto de los realizadores del espacio se tienen que quedar afuera y conformarse con hacer tomas desde lo alto. El portón café que da paso al patio general del recinto, conocido como óvalo, se abre y ambos se preparan para cruzar al otro extremo para llegar a su destino, el pasillo 9. La reja se cierra y se escucha el revuelo que causa la entrada del actor al lugar. El griterío, que es constante, se multiplica. Desde el tercer piso, por la misma cornisa en que se pasean los gendarmes armados, las dos cámaras del programa siguen los pasos de Noguera desde un extremo al otro del patio.
Para el actor todo es nuevo. Se acaba de incorporar a las grabaciones de Nadie Está Libre, que comenzaron hace unos meses con Cristián Sánchez, el otro conductor del espacio. "Cuando me lo propusieron, me sorprendí. Pero pensé que era una oportunidad de conocer realidades distintas, de salir del formato habitual", comenta Noguera sobre su incursión en la animación. Y agrega: "Por otro lado, sentía un gran temor, porque es una realidad muy dura. Pero dije 'ya, es una oportunidad que se me atravesó por delante y no la voy a desperdiciar', y así fue como me embarqué. Ahora estoy impactado, emocionado". A la salida del pasillo 9, todavía con un poco de cara seria, el actor se encuentra con una faceta más familiar. Las mujeres que trabajan en el lugar salen en pleno a saludarlo, abrazarlo y sacarse fotos con él.
Introducirse en las cárceles para grabar un programa es un proceso delicado. Uno de los primeros obstáculos es que la administración de los recintos es reacia a dar acceso a los medios, debido a malas experiencias. Incluso una vez superada esa prueba, el trabajo no se hace más fácil. El equipo debe ser lo más reducido posible. Una cámara, cuando se van a grabar exclusivamente las historias, y dos cuando se trata de visitas con los rostros. A eso se le suma un encargado de sonido y una periodista. Al menos dos gendarmes acompañan a la comitiva en todo momento. Aunque no hay ningún incidente, la tensión se siente en todo momento.
Con todo, hay espacio para la improvisación. Durante las grabaciones de Héctor Noguera, el actor fue invitado inesperadamente a conocer la cocina de la Penitenciaría, bajo la orgullosa mirada de la oficial encargada. Pero el actor también se vio expuesto al lado menos civilizado del asunto. Mientras esperaba en una oficina que el equipo registrara escenas de ambiente, le muestran un verdadero sable, de más de un metro de largo, que requisaron a uno de los presos. El encargado de mostrárselo ni se inmuta con el implemento, mientras explica que es usual encontrar ese tipo de cosas en la cárcel. El actor se limita a mirar asombrado.
Fuente : Glamorama
Foto: Glamorama
No hay comentarios:
Publicar un comentario