Casi llegando a los 50, Willy Semler está teniendo un segundo aire. El actor interpreta a un protagónico en teleseries después de años en recordados pero más bien secundarios, de "malo o de bufón", como él mismo define. Y con buenos resultados. Mala Conducta, la apuesta vespertina de Chilevisión, está a pocos puntos de sus rivales y Pelayo Bobadilla, su papel, ha tenido buena recepción. El actor cuenta que aunque al principio le costó dar con la nota y que las dos semanas de grabaciones que tuvieron que repetir, por cambios de look, le vinieron como anillo al dedo. Ahora está cómodo en los zapatos del infiel director de un colegio.
Estoy tratando de no actuar, que fluya. No me cuestiono ni planifico nada. Creo que eso ha tenido cierto efecto", explica. Y en lo personal, Semler está dedicado a criar a su hija Josefa, de un año y dos meses, y de construir junto a su pareja una casa nueva. Todo mientras, paralelamente, sigue con su prolífica carrera en tearo, como director o actor, incluyendo sus clases en la Universidad Finis Terrae.
Su personaje es un protagonista atípico: un antigalán que no es ni millonario ni guapo ni particularmente astuto.
Claro, yo no tengo perfil de galán, nunca he sido galán y siempre he hecho personajes característicos de malo o bufón. Pero creo que la gracia que tiene Pelayo es que la gente se identifica, porque es común y corriente. Estaba acostumbrado, con mis otros personajes, a andar en Mustang, y Pelayo anda en Transantiago.
¿Cómo se ha tomado ser el antigalán?
Me entretengo mucho. Es como lo que hizo Marcial Tagle en Mega (en Fortunato). Siento que tiene que ver con esos personajes. No soy del todo feo, hay otros más feos que yo, pero tampoco soy un galán de una pinta asombrosa, porque no soy Brad Pitt. Me da un poco lo mismo ese tema y siempre ha sido así.
Hasta hizo una reveladora escena playera...
Sí, con la ponchera y todo. Uno es lo que es. Tengo 50 años, peso 79 kilos... da exactamente lo mismo. La Jose (Prieto) se lleva todos los premios y se ve regia tal como es. Se ve más estupenda, porque como la tele engruesa, la beneficia, se ve voluptuosa. Y a mí me perjudica un poco. Da igual, ya nos pondremos a dieta.
¿Cómo ha sido ser protagonista después de tantos años haciendo, como usted mismo dice, personajes más caracterizados?
No creo que sea un antes y después. Es un personaje que de una u otra forma Coca Gómez lo escribió para mí con cariño. Lo que pasa es tengo que grabar el doble que antes. Por ese lado puede ser un poco más cansador, pero el éxito de la teleserie y la recepción que tiene el personaje me producen satisfacción. Y bueno, he hecho de coprotagonista y antagonista toda la vida.
Pero el protagonista no es un personaje neutro. Hay muchos actores que les encantaría y otros que no, porque generalmente esos papeles tienen fama de aburridos.
Me acuerdo cuando era joven y conocí a Tennyson Ferrada, un maestro, que me decía: "Haga lo que haga, hágalo bien". Y fue un consejo que me quedó para siempre. No hay que estar juzgando lo que uno hace. Es muy clásico de los cabros jóvenes medir el papel de acuerdo a la cantidad de textos que tiene, contar los parlamentos. Yo no creo que tenga que ver con eso.
La demanda extra de trabajo debe tener un costo familiar importante.
Bueno, claro, estoy haciendo una casa, estoy criando una guagua. Por suerte vivo cerca de los estudios, entonces si tengo tiempo de ir a almorzar a la casa, paso a ver a la Josefa y a mi mujer. Trato de chutear el penal y atajarlo al mismo tiempo. Estar en todas.
¿Cómo supervisa la construcción de su nueva casa?
La Carol, mi mujer, está más a cargo de la construcción, y cuando tengo un tiempo voy y digo: "No, ese muro no, bótenlo", y cosas por el estilo. Ya vendrán tiempos libres, ya jubilaré.
¿Jubilar?
Bueno, los actores no jubilamos: morimos en las tablas. Y espero que me quede carrete para rato. No me ha venido el viejazo. A pesar de estar detrás de la Josefa, que está empezando a caminar. Tiene un año dos meses y es una floja. Imagínate que sus dos hermanos tienen 16 y 18 años y yo tengo 49. Tiene un padre-abuelo y unos hermanos-padre, y no tiene nada entre medio, aparte de su mamá. Es regalona fundida y sabe que puede hacer lo que quiere.
¿Cómo ve el inusual escenario competitivo de las teleseries que se ha dado a las 20 horas, con el alargue de Lola incluido?
Es un escenario inédito. El asunto se va a aclarar cuando se termine Lola, porque el alargue va a ser otra cosa. No creo que el público vaya a ser tan ingenuo como para comprar entradas revendidas. También va a variar cuando cambie el horario; se van a encender más televisores y creo que ahí recién se va a terminar de definir cómo es el asunto.
Mala Conducta ha mejorado lo que hizo Vivir con 10, y por varios puntos más.
Nosotros esperábamos estar compitiendo como estamos compitiendo ahora en un par de teleseries más. En el canal los ejecutivos están muy excitados y nerviosos y le ponen más carbón a la caldera. Entonces la presión aumenta y hay que responder. Ricardo (Vicuña, director de la producción) se queda reeditando los capítulos hasta las tres de la mañana.
Hay quienes critican la factura de las teleseries de Chilevisión, en comparación con TVN o Canal 13.
Hacemos la teleserie con un tercio de lo que Canal 13 o TVN, y tenemos un volumen de grabación altísimo para lo que facturamos. Eso resuena en el producto, pero cómo nos vamos a comparar: TVN lleva 30 años haciendo telenovelas y Canal 13 debe llevar 50, con interrupciones. Obviamente la factoría, la imagen y la calidad de TVN o Canal 13 es más perfecta que la nuestra, pero espérense un par de años. Que el big boss suelte más billete y después comparamos. En este momento sería ridículo
Fuente : GlamoramaFoto : Glamorama
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