Este año ha sido especialmente distinto para Carolina Varleta. No estuvo presente en ningún proyecto televisivo del primer semestre (en parte por la ausencia de ofertas, en parte por sus ganas de priorizar otras cosas más personales, dice), pero esto le ha permitido darse el gusto de viajar con el equipo de Desierto sur a cuanto festival la película ha sido invitada (por estos días la presentaban en Miami y Los Angeles) y poder vivir a fondo la experiencia.
La película, que se estrena el jueves 25, cuenta la historia de Sofía (Marta Etura), una chica española que viene a Chile siguiendo las huellas de su madre que acaba de morir. Aquí conoce a Nadia (Varleta), una chilena que cree que se las sabe todas, pero que en el fondo es más vulnerable que la mayoría. Nadia se cuela en la travesía de Sofía y juntas emprenden un viaje por el norte, en una suerte de road movie a la chilena. Una que comulga con la idea, algo repetida, de que todo viaje físico es también espiritual, y subraya el carácter místico y sensorial de un viaje por el norte.
¿Cómo fue rodar esta película?
Fue una experiencia intensa y entretenida, crecí mucho en lo humano y lo profesional. Fueron dos meses de rodaje, dos semanas en Barcelona, una en Santiago y casi dos meses en el norte de Chile. Eramos como nómades. Un equipo de 80 personas, entre argentinos, españoles y chilenos. Fue como una especie de reality, al estar dos meses en un lugar donde tienes que trabajar, adecuarte a las situaciones geográficas, climáticas y convivir con personas con las que nunca antes has convivido.
¿Qué diferencias notó respecto a trabajar en televisión?
Hacer televisión es distinto. Me gusta mucho, no la desprecio para nada, pero tiene otro ritmo y es un proceso de trabajo mucho más rápido, donde las escenas llegan y se van. En cambio en el cine hay que ensayar mucho, porque la escena que queda, queda para la historia en el fondo, queda para siempre. Para hacer Desierto sur tuve que adaptarme y aprender, me guié mucho con Marta, porque ella tiene muchos rodajes en el cuerpo ya. No fue difícil, pero sí tuve que adecuarme a un lenguaje distinto. De ensayos, lecturas y todo el ejercicio previo necesario para entrar en esta comunicación, en la química que teníamos que tener.
Su personaje es bien chileno, divertido y realista. ¿Cómo lo preparó?
Me inspiré en los perros kiltro. Nadia es de la calle, un personaje que a falta de cariño llama la atención, pero al más mínimo gesto de cariño se aguacha. Al encontrarse con el personaje de Marta ella siente que puede tener una oportunidad para empezar de nuevo en la vida. Para cambiar y crecer. Le da también una cuota de humor a la película, pero no fue tan pensado ni estudiado, se fue dando en el rodaje.
¿Cómo es tu relación con el cine como espectadora? ¿Va harto al cine?
Me encanta ir al cine. Mucho. Y ahora que he tenido la oportunidad de ir a festivales, he aprovechado de ver películas que nunca van a llegar acá. También ahora que empecé a hacer cine lo miro desde otra manera, me fijo en cosas que antes no miraba, como la iluminación o la fotografía. Me detengo mucho en actuaciones maravillosas, de donde tengo mucho que sacar también. Como en las de Bette Davis o Daniel Day-Lewis, por decir algunos maestros. En cómo dicen sus textos y cómo son dirigidos. Es un mundo maravilloso, muy nutritivo para mí.
¿Y cuáles son los actores chilenos que admira?
Me gusta mucho Héctor Morales, y no lo digo porque esté en la película. Gozo viéndolo en teatro, cine y en las teleseries. Me gusta mucho su sentido del humor. Es tan inteligente, sensible, profundo, y admiro mucho su forma de trabajar. Actrices hay varias que me inspiran muchísimo. En teatro, últimamente, estoy rayando mucho con María José Parga. Amparo Noguera me gusta mucho. La Mane Swett encuentro que hace cosas maravillosas, como en la obra de teatro Estás ahí?, donde luces muchísimo con un papel diferente.
Fuente : Glamorama
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